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Raúl Walter González Sanso |
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Sociedad. Arte. Trabajo. Cultura. |
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Huella Viva es creada y dirigida por Raúl Walter González Sanso. Publicada desde Agosto de 2010.
Sitio informativo-educativo sin fines de lucro. |
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CIENCIAS
Del prestigio a la crisis
La ciencia y la tecnología en la Argentina, por su alto desarrollo, constituyeron un orgullo incuestionable desde la década de los 50 hasta mediados de los 70. Lamentáblemente, las dictaduras y los malos gobiernos de turno, junto con los grandes capitales, no valorizaron las universidades e institutos nacionales, las empresas, y otros organismos y asociaciones nacionales e internacionales orientadas a la investigación, así como las infraestructuras e instalaciones científicas y tecnológicas.
La prepotencia, la ignorancia, la corrupción o la indiferencia social, se constituyeron como serios factores que produjeron la grave crisis de la investigación y el desarrollo técnico en la Argentina de hoy.
Lugar de formación de los primeros premios nobel en ciencias del mundo hispano, entre ellos el primer Nobel en ciencia Latinoamericano Bernardo Houssay así como otras eminencias científicas mundiales tales como Florentino Ameghino, Luis Federico Leloir, César Milstein, René Favaloro e inumerables científicos de nivel mundial, Argentina ha sido muchas veces llamada la "docta Latinoamericana".
Dr. Bernardo Houssay
Dr. Luís Federico Leloir
Dr. Cesar Milstein
Un efecto de dichas causas ha sido la fuga de cerebros debido a que los profesionales formados en el país encontraron (y encuentran) mejores oportunidades y condiciones laborales en el exterior
La historia más dolorosa es la del Dr. René Favaloro, una ilustre personalidad de la medicina mundial, orgullo para la sociedad argentina, que apostó fervorosamente por su país y no pudo desarrollar todo su grandisimo potencial y proyectos debido a la falta de apoyo oficial y privado, lo que culminó con un triste e injusto final.
Dr. René Favaloro
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La Universidad
Inteligencia social en ebullición.
Mucho se ha dicho sobre la importancia que tiene la universidad pública para la sociedad.
Deodoro Roca fue un abogado, dirigente universitario reformista, periodista y activista por los derechos humanos. Nació en Córdoba, el 2 de julio de 1890. Es especialmente conocido por haber sido el redactor del Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria de 1918 y ser uno de los más destacados líderes de ese movimiento
Deodoro Roca
Para Deodoro Roca, la universidad se justificaba solamente como fuente generadora de una inteligencia social en permanente ebullición.
Su fuerte influencia intelectual, no hay duda, puso su impronta en el movimiento posteriormente reconocido como la Reforma Universitaria. El discurso universitario de Deodoro Roca revela una búsqueda de una sociedad crecientemente justa y cultivada. Ésta, en continuo perfeccionamiento, dentro de una concepción democrática que se entiende como ajena al predominio de las multitudes.
Estudiante del Colegio Nacional de Monserrat. A comienzos de la década de 1910 fue presidente del Centro de Estudiantes de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba y en 1918, siendo ya abogado, redactó el famoso Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria, que tuvo trascendencia en el mundo y fue iniciada en Córdoba.
Deodoro Roca pensó a la institución universitaria como fuente de transformaciones. Él exige de sus miembros que trasciendan sus intereses individuales. Es claro que no soporta a aquellos que sólo piensan en lo inmediato y propio. Expresa su terror por la mediocridad y plantea la pérdida o carencia de valores como reflejo de una sociedad que deja de expresarse como solidaria y progresista.
Para su pensamiento, toda argumentación que no se funda en valores de solidaridad, libertad de pensamiento, respeto y osadía, ya sea científica o humanística, carece de sentido universitario. De ello que rescata a los autodidactas como una forma de expresar su disconformismo con la academia. Visualiza a las burocracias como un espejo de lo que no quiere.
Durante la terrible Guerra Civil española, fue un incansable defensor del gobierno republicano, y su voz se proyectó sobre todo el país. No hubo tribuna donde no se oyera vibrante la voz de Deodoro Roca señalando el camino a seguir y delatando a los enemigos de la libertad y la democracia.
Ya antes tuvo participación en la organización del Comité que denunciaba la guerra entre Paraguay y Bolivia, señalando a las empresas petrolíferas norteamericanas como los promotores de esa lucha entre países hermanos. Organizó también diversos publicaciones y periódicos que se encargaron de difundir su valiente palabra de defensor de las luchas que se libraban en contra del fascismo, defendiendo siempre a los mas débiles y más necesitados de apoyo. Y todo lo que Deodoro Roca dijo en tan diversas tribunas y publicaciones, quedó impreso en libros que se destacarán siempre por el coraje y acierto de sus defensas y por la belleza literaria que tenía siempre su palabra.
Deodoro Roca murió el 7 de junio de 1942. Nos dejó un claro ejemplo de sus principios democráticos, de la defensa de nuestra región, de lo que un intelectual debe hacer por su comunidad y por la unidad de los pueblos que luchan contra países opresores y explotadores.
Rafael Alberti escribió a su muerte un bello poema titulado Elegía a una vida clara y hermosa (a Deodoro Roca) que en un fragmento dice:
Elegía a una vida clara y hermosa (frag.)
Mudos, los largos llantos funerales.
Alta estrella, más no para loores.
Alto río, más no para la escoria.
Árbol alto, más para bien movido.
¡Arded, bullid, sonad, labradores!
La vida clara, hermosa la memoria,
hermoso su sentido,
claro su ejemplo y claros sus deudores.
Rafael Alberti - 1942
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Cecilia Grierson
La primera médica argentina fue Cecilia Grierson. Nació en
1859 en Buenos Aires y creció en Entre Ríos en donde su padre
explotaba campos. Cursó la primaria en colegios ingleses de Buenos
Aires pero al morir su padre debió regresar a Entre Ríos y ayudó a su
madre en la economía familiar trabajando como maestra rural.
Cuando regresó a Buenos Aires estudió en la Escuela Normal Nº 1
y se recibió de maestra de grado en 1878. El director general de escuelas,
Domingo Faustino Sarmiento, le ofreció un cargo en una escuela
de varones.
En 1882, atraída por las ciencias naturales y alarmada por la enfermedad
de su íntima amiga, ingresó a la Facultad de Medicina y se atrevió
a enfrentar una estructura ultra-conservadora que obstaculizaba el ingreso femenino a la universidad. Entre 1885 y 1888 fue ayudante de histología, al mismo tiempo que creaba la Primera Escuela de Enfermeras de Sudamérica.
Ella instituyó el uso del uniforme que luego fue adoptado en
otros países latinoamericanos.
A principios de 1886, una epidemia de cólera sacudió a Buenos
Aires. Se organizaron lugares sanitarios y Cecilia, aún estudiante, se
internó en el actual Hospital Muñiz junto al los doctores Penna y Estévez.
En 1889, después de superar muchas trabas, se recibió de
médica cirujana sin poder cumplir con su objetivo inicial de curar a su
amiga, que murió poco después.
Grierson se convirtió en la primera mujer graduada en la Universidad
de Buenos Aires con una tesis sobre las histero-ovariotomías
efectuadas en el Hospital Rivadavia. En ese trabajo afirmaba que
“casi todas las operadas de histero u ovariotomías sufren una irascibilidad
pasajera y notable, aun en aquellas que antes de operarse lo
tenían suave y apacible.”
Cecilia se inició en obstetricia y ginecología en el Hospital San Roque.
Además, atendía un consultorio privado y otros de beneficencia.
Trabajó sin descanso, ideando nuevos planes para la salud y en
1892 fundó la Sociedad Argentina
de Primeros Auxilios que luego se unió a la Cruz Roja Argentina.
A partir de entonces se preocupó para que muchos pueblos tuvieran
salas de primeros auxilios y junto con la Asistencia Pública obtuvo el
uso de alarma en las ambulancias que hasta ese momento sólo utilizaban
los bomberos.
En ese mismo año se unió al equipo que realizó la primera cesárea
en la Argentina y dos años más tarde se presentó en el concurso
para cubrir el cargo de suplente en la cátedra de obstetricia para parteras
(el concurso se declaró desierto porque en esa época las mujeres
eran excluidas de la docencia universitaria).
A pesar de esto, dictó cursos, publicó libros y se ocupó
de que se acrecentaran las mejoras laborales para las enfermeras.
Viajó a Europa y trajo nuevos planes profesionales de estudio. Fundó
el Consejo Nacional de Mujeres, la Asociación Obstétrica Argentina
y el Liceo de Señoritas. En 1905 le dio empuje al Instituto Argentino
para Ciegos y creó el primer curso de ciencias domésticas.
En 1910 presidió el Congreso Argentino de Mujeres Universitarias y el Primer
Congreso Feminista Internacional de la República Argentina, en el
que se trataron temas sociales, educativos y legales.
En 1916 se retiró de la docencia y ya jubilada vivió sus años de
manera muy humilde en su casa de Los Cocos, Córdoba; residencia
que donó antes de morir para que se construyera la escuela que actualmente
lleva su nombre.
Cristina Grierson fue además escultora, pintora, gimnasta, pero sobre todo,
una gran feminista que recibió premios por su incansable labor dedicada
a los derechos y a la salud de la mujer. A pesar de todo, pagó el
precio de pertenecer a su género, porque jamás le permitieron dar
una cátedra en la facultad: “No era posible que a la mujer que tuvo la
audacia de obtener en nuestro país el título de médica cirujana se le
ofreciera alguna vez la oportunidad de ser jefa de sala o se le permitiera
ser profesora de la Universidad”, afirmó.
Murió en Buenos Aires en 1934. Se despidió de sus discípulos
y amigos con el lema que la había identificado en la vida, “res non
verba: hechos, no palabras”.
En 1899 viajó a Europa convocada en Londres para ocupar la Vicepresidencia del Congreso Internacional de Mujeres y luego, en Paris, realizar cursos de perfeccionamiento en Ginecología y Obstetricia. Así también realizó una recorrida por clínicas y hospitales de Viena, Berlín y Leipzig.
En 1900 fundó el Consejo Nacional de Mujeres y luego la Asociación Obstétrica Nacional. Diez años después presidió el Congreso Argentino de Mujeres Universitarias y luego se destacó en la Comisión de Sordomudos del Patronato de la Infancia, en numerosos cargos que le encomendaban desde el gobierno.
En sus últimos años, Cecilia Grierson sufrió la pobreza y vivió de una humilde jubilación. A pesar de eso, su espiritu de grandeza social la llevó a donar al Consejo Nacional de Educación su propiedad en la localidad cordobesa de Los Cocos, poco antes de su muerte, ocurrida el 10 de Abril de 1934, en Buenos Aires.
Mario Bunge
Nació en Buenos Aires, el 21 de septiembre de 1919. Brillante físico y filósofo argentino. Tras realizar sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires, se doctoró en Física y Matemáticas por la Universidad de La Plata, y estudió Física Nuclear en el Observatorio astronómico de Córdoba. Compaginó ya por entonces su dedicación a la ciencia con el interés por la filosofía, fundando la revista Minerva en 1944. Fue profesor de Física (1956-1958) y de Filosofía (1957-1962) en la Universidad de Buenos Aires, y desde 1962 fue profesor de Filosofía en la McGill University de Montreal.
Es Doctor Honoris Causa por numerosísimas universidades europeas y americanas, miembro de numerosas sociedades científico filosóficas, como la Academie Internationale de Philosophie des Sciences, y en 1982, obtuvo el Premio Príncipe de Asturias en Comunicación y Humanidades.
Interesado principalmente por la lógica de la ciencia y los problemas del conocimiento científico, ha tratado de construir una filosofía científica (más precisamente, una metafísica) que tuviera en cuenta tanto el conocimiento elaborado por la ciencia como el método utilizado por quienes la practican, entendiendo que este último es un proceso que no está exclusivamente supeditado ni a la experiencia ni a la teoría.
Aunque la concepción de la ciencia elaborada por Bunge concede importancia al desarrollo de la investigación científica en la historia, su orientación está principalmente dirigida al análisis formal de dicho desarrollo, y se aparta de la insistencia en los aspectos históricos, psicológicos y sociales propia de enfoques como los de T. S. Kuhn y P. K. Feyerabend.
Defensor de un realismo crítico basado en una ontología materialista y pluralista, ha mantenido una actitud beligerante ante el psicoanálisis, al que considera una pseudociencia supeditada a la aceptación acrítica de la doctrina de Freud como argumento de autoridad; en un sentido análogo, considera que el marxismo no ha conseguido superar la condición ideológica de sistema de creencias a causa de su repetición también acrítica de las enseñanzas de Marx.
Algunas publicaciones:
A la caza de la realidad ............................................2007
Mitos, hechos y razones.............................................2004
Filosofía de la psicología ..........................................2003
Ser, saber, hacer .......................................................2002
Tres mitos de nuestro tiempo: virtualidad,globalización,igualamiento.................2001
La investigación científica.
Su estrategia y su filosofía.........................................2000
Las ciencias sociales en discusión.............................1999
Entre numerosas más.
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María Teresa Ferrari de Gaudino
Nació en Buenos Aires el 11 de octubre de 1887. Luego de graduarse como maestra, en 1903 ingresó en la Facultad de Medicina e inició estudios en la Facultad de Filosofía y Letras. Un año después fue nombrada profesora en la Escuela Normal No. 3, cátedra que dictaría por espacio de cuarenta y tres años. Egresó como médica en 1911 y al año siguiente contrajo matrimonio con un condiscípulo, Nicolás M. Gaudino. Ambos se doctoraron casi simultáneamente. Solicitó su adscripción a la cátedra de clínica obstétrica de la Facultad en 1914 y comenzó en ese momento su lucha contra quienes consideraban que una mujer no reunía condiciones para el profesorado "por razones de orden fisiológico y psicológico", según consta en el libro de actas del Consejo Directivo. Aunque no se le pudo negar lo solicitado, al año siguiente fue pasada a la Escuela de Parteras. Completados los cursos y trabajos, pidió su inscripción en el concurso para una vacante, declarado desierto tres años más tarde, situación que se repitió cada vez que se presentaba. Por fin, en 1927 fue admitida como profesora, quedando consagrada en el cargo, lo que le significó el honor en la historia de ser la Primera catedrática universitaria de América Latina.
María Teresa Ferrari de Gaudino
Su meritoria labor fue incansable, ya que alternó la clínica con la cirugía y la docencia con las conferencias y publicaciones. Participó en congresos locales e internacionales. En 1921 fue a Europa y estuvo dos años, diplomándose en cursos especiales. En París asistió a uno de ellos, dirigido por Marie Curie, y el tratamiento de tumores genitales con radio fue tema de su tesis de profesorado. También tuvo destacada actuación en EE.UU. y América Latina. En 1936 fundó la Federación Argentina de Mujeres Universitarias y fue presidenta durante 10 años. En 1939 fue nombrada profesora extraordinaria, cargo que desempeñó hasta 1952, año en que se retiró. Se le debe la fundación de la Maternidad del Hospital Militar Central, en 1925. Era miembro de sociedades médicas del país y del extranjero, y entusiasta propulsara del progreso femenino.
Después de su retiro continuó actuando en los medio científicos y ejerciendo la profesión, al par que realizaba nuevos viajes a Estados Unidos y Europa. Falleció en Buenos Aires el 30 de octubre de 1956.
Extraído del "Diccionario Biográfico de Mujeres Argentina", de L. Sosa de Newton. Plus Ultra.
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Julio González Montaner
Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de Còrdoba
Año 2012
El Dr. Julio Sergio González Montaner es un referente internacional indiscutido en materia de sida. Nació en 1959 en Buenos Aires, Argentina, pero hace treinta y dos años partió hacia Canadá, atraído por las posibilidades que le ofreció el Sistema Nacional Integrado de Salud. Desde entonces investiga la enfermedad en el Saint Paul´s Hospital y su nombre está vinculado con los avances científicos más importantes en el mundo.
En 2001 participó en Buenos Aires de la Primera Conferencia en Patogénesis y Tratamiento del HIV -Sida-, encuentro organizado por la Sociedad Internacional de Sida por primera vez en una ciudad latinoamericana.
González Montaner se esperanza con los avances clínicos en materia de diagnóstico y tratamiento. Repite hasta el cansancio que el sida ha dejado de ser una enfermedad velozmente mortal para pasar a ser crónica y controlable. Sin embargo, ese optimismo da paso a su otra visión, la pesimista, sobre la enfermedad. González Montaner, en su actividad diaria, se dedica al aspecto clínico, tratamiento de la enfermedad, desarrollo de nuevas drogas: “En ese sentido –dice- en los últimos años hemos hecho un gran progreso, hemos visto un cambio radical: el sida pasó de ser una enfermedad que era rápidamente letal, incurable, inmanejable, a una situación en la que la mortalidad ha caído drásticamente. En Canadá, por ejemplo, cayó más allá del 95% desde 1994. Por ese lado, tengo cierto optimismo”.
“El 90% de los contagios ocurre en el mundo en desarrollo”
Sin embargo, González Montaner dedica mucho más tiempo a fundamentar su pesimismo y sus preocupaciones: “Los tratamientos solucionan la punta del iceberg, pero en realidad el verdadero problema, la prevención, está desatendido. La cuestión es mejorar el estado social y político, la situación económica de aquellos que tienen menos ventajas. En la medida en que la gente no pueda tener control sobre sus decisiones diarias, el problema de la transmisión sexual, el problema de la opresión sexual y el uso y el comercio del sexo, va a continuar diseminando la enfermedad en una forma nefasta. Tenemos registro de 16.000 infecciones diarias, el 90% ocurre en países en desarrollo, y la mayoría de las infecciones en gente de 15 a 40 años. Es el sector productivo el que tendría que liderar el desarrollo de esos países, pero cuando uno mira la pirámide de población de las zonas que están más afectadas ve que se está produciendo un deterioro impresionante”.
“En Canadá hay un 100% de cobertura”
“En Canadá –analiza González Montaner- existe el Sistema Nacional Integrado de Salud con una cobertura del 100% para todos los ciudadanos. En la mentalidad del canadiense, la responsabilidad de que el enfermo tenga acceso al tratamiento es compartida: el individuo que está infectado tiene una responsabilidad determinada, pero el sistema no se lava las manos. Sin embargo, la prevención continúa siendo un tema difícil para nosotros, no la tenemos bien controlada. La gente cree que porque hay tratamientos se soluciona el problema y eso es incorrecto. Los tratamientos funcionan en el sentido de que la gente no se muere a corto plazo y tiene un ritmo de vida mucho mejor, pero las limitaciones del tratamiento son muy importantes”.
A la envidiable situación canadiense Gon-zález Montaner contrapone la realidad argentina: “Ha habido un gran progreso en el manejo del sida en la Argentina y la pauta de ello es que la Sociedad Internacional de Sida ha dispuesto hacer aquí un congreso. En ese sentido ha habido una evolución muy importante, pero hay mucho para mejorar a nivel del sistema de salud. Al mirarlo desde afuera da la impresión de que la evolución del sistema no favorece el desarrollo de una buena medicina; el sistema está fragmentado, con distintos intereses y coberturas incompletas. Es en ese sentido que el modelo canadiense es muy interesante; yo he sacado ventajas de ese modelo, creo que hay que mirarlo muy de cerca porque favorece el tratamiento y una atención médica de primera calidad”.
“No es más una epidemia, ni una pandemia, el sida es una catástrofe”
“Es muy sencillo –dice González Montaner sin dudar–, con el sida hacemos algo ahora o lo hacemos más tarde; y si lo hacemos más tarde, nos va a costar el doble o diez veces más y el sufrimiento y el daño que va a provocar será mucho mayor. No sé si hay voluntad internacional de solucionar el problema, pero que la situación está mejor hoy que hace un año, no me cabe ninguna duda. El mundo se está abriendo al tema; que las Naciones Unidas hayan declarado al sida como una amenaza global a la estabilidad del mundo para mí es muy importante, le abre los ojos a mucha gente que empieza a darse cuenta de que esto no es más una epidemia, no es más una pandemia; esto es una catástrofe”.
Mucho se ha escrito sobre los intereses económicos que implica la investigación sobre el sida, y sobre cuánto dificulta la obtención de resultados la falta de cooperación internacional y el egoísmo de algunos científicos. “Nosotros hacemos estudios cooperativos con, prácticamente, todo el mundo y cuando llegan los momentos de compartir los datos lo hacemos. Yo tengo artículos que están por ser publicados y que en realidad ya todos conocen porque se los he comentado a todo mundo; eso a las revistas internacionales de medicina les molesta porque quieren tener la primicia, pero si tardan un año en publicarte yo no puedo guardar una cosa que creo que puede ser importante. Hay una competencia saludable, pero también hay un espíritu de solidaridad muy grande que nos compromete a lidiar con esto lo mejor que podemos”.
Reportaje publicado en http://www.medicos-municipales.org.ar/repor0701.htm
La charla de un especialista en sida en su antiguo colegio
El médico Julio González Montaner, radicado en Canadá, dio una clase magistral a 400 alumnos del Nacional de Buenos Aires
Aunque es una de las autoridades mundiales en materia de sida, ayer el doctor Julio González Montaner tuvo que volver a su antigua escuela para rendir lo que él mismo definió como "el examen más difícil" de su vida. El médico —radicado en Canadá y de visita en Buenos Aires para participar en un congreso internacional sobre sida— dio una clase magistral sobre su especialidad ante 400 alumnos y profesores en el Aula Magna del Colegio Nacional de Buenos Aires. Y respondió preguntas de los estudiantes, que fueron críticos examinadores.
"Usted nos dice que el 80 por ciento de los que se infectan tiene entre 15 y 19 años, como nosotros, y que si usamos preservativo se reducen los riesgos. Pero mientras la Iglesia hace una campaña contra el preservativo. ¿No habría que cortar esa política de la Iglesia?", disparó un chico de 17 años.
El experto no se amilanó: "La pregunta es particularmente difícil. A veces existe un conflicto entre hacer lo que sabemos que es mejor y las tradiciones culturales bajo las cuales hemos crecido. El sida nos obligó a ver las cosas como son y no como creemos que son. Por ejemplo, hasta hace poco se negaba que existiera el sexo premarital. Ante una pandemia de sida nos tenemos que sacar la máscara. No podemos ser tan cínicos para decir que el preservativo está mal", respondió sin dudar.
Otro chico de 17 lo encaró: "No estoy de acuerdo con lo que usted dice, de que prevenir es la mejor herramienta para combatir el sida. Yo estuve en Africa. En muchos lugares las mujeres no pueden opinar sobre sexo. En otros creen que el sida es un invento de los blancos para que los negros no se reproduzcan y así poder dominarlos. A lo mejor en la Argentina sea diferente, pero la prevención no es tan fácil".
González Montaner tragó saliva y reconoció: "Lo que decís es cien por ciento correcto. Pero de todas las opciones que tenemos hay una sola viable, y es la preven ción. No es fácil. El sida es mucho más que un problema médico, es un problema social y de desarrollo. Hay que mejorar las condiciones de vida globales de nuestros pueblos", explicó.
Más temprano, el médico había roto el hielo recordando sus tiempos de estudiante: "Para mí es un gran orgullo y me llena de emoción hablar en el Nacional de Buenos Aires. Nunca pensé que algún día me iban a recibir. Vivimos años muy duros en nuestra época en el colegio", dijo el ex alumno, egresado en 1973.
Y antes de hablarle a los chicos sobre cómo el VIH da lugar al sida, cómo detener la enfermedad y cuál es su impacto global, les dio algunos consejos de vida: "Llegué a Canadá para trabajar un año y ya llevo veinte. Uno planea la vida para que el destino se la cambie. Mantengan la imaginación y la puerta abierta, porque uno no sabe qué oportunidad se puede presentar. Y tomen ventaja de esas oportunidades".
La mayoría de los chicos —alumnos de 2° y 5° año que cursan la materia Educación para la Salud— tenían buena información sobre el sida. Por eso, a la hora de las preguntas, se interesaron más por los aspectos sociales y económicos de la cuestión. Uno quiso saber cuánto cuesta el tratamiento con cóctel de drogas y se sorprendió al descubrir que entre 5.000 y 7.000 dólares. Otro reclamó que para abaratar los costos debería impedirse el monopolio de los laboratorios estadounidenses que fabrican las drogas contra el sida.
"Esta charla me tenía sin dormir y, realmente, fue muy emocionante. Me pareció que el nivel de interés fue muy alentador", confesó después González Montaner. Entre el público se encontraban su padre, el neumonólogo Julio González Montaner, su esposa Dorotheé y sus hijos canadienses, Micaela (15), Camila (14), Fernando (12) y Gabriela (11). También estaba el rector del colegio, Horacio Sanguinetti.
Los chicos quedaron conformes. "Yo sé cuáles son las formas de prevención del sida, pero había cosas de las que no tenía ni idea y que me impactaron mucho. Por ejemplo, que se infectan 16.000 personas por día", dijo Eugenio Rey (17), un alumno de 5° año.
Una de sus compañeras, María Mercedes Gabay (17), agregó: "Es muy bueno que hagan este tipo de charlas en el colegio. Al mostrar el impacto global del sida nos hicieron abrir más los ojos."
Los chicos opinaron y plantearon dudas
Salvador Mazza
Salvador Mazza habría nacido en la ciudad de Buenos Aires, incidentalmente, en 1886. Lo cierto es que su infancia transcurrió en la localidad bonaerense de Rauch. A los diez años pudo iniciar sus estudios medios en el Colegio Nacional Buenos Aires. Al concluir, intentó ingresar en la Escuela de la Marina de Guerra Argentina pero fue rechazado durante la revisación médica.
Decidió entonces inscribirse en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, lo cual concretó en 1903.
En 1910 obtuvo el título de médico, casi al mismo tiempo en que desarrolló una vacuna anti-tifoidea junto a Rodolfo Krauss. En 1916, en plena Primera Guerra Mundial, el ejército argentino le encargó realizar un estudio de enfermedades infecciosas en Alemania y el Imperio Austrohúngaro. Regresó al país en 1920 fue nombrado director del laboratorio central del Hospital Nacional de Clínicas y titular de la cátedra de bacteriología de la Facultad de Medicina de la UBA. Junto a su esposa en 1923 se dirigió a Francia para efectuar nuevos estudios de perfeccionamiento.
En 1926 la Facultad de Medicina de la UBA creó la Misión de Estudios de Patología Regional Argentina (MEPRA), llamada Misión Mazza, ya que Mazza fue su director.
La MEPRA, con sede central en Jujuy, funcionó en el famoso "E.600", un laboratorio y hospital móvil instalado en un tren ferroviario. De este modo pudo trasladarse por la red ferroviaria argentina llegando a Bolivia y Chile.
La labor principal de Mazza en este punto fue el ataque al vector de la tripanosomiasis americana, la vinchuca. (Mal de los Rastrojos). Alertó a las autoridades que una de los principales factores para la expansión o existencia de la tripanosomiasis y afecciones semejantes se encontraba en las precarias condiciones económicas, educativas e higiénicas de las poblaciones del norte argentino.
Salvador Mazza falleció en 1946 de un ataque cardíaco, según todo parece indicarlo causado por la enfermedad que se había dedicado a combatir. En homenaje a su memoria la ciudad más septentrional de Argentina lo recuerda con el nombre de Profesor Salvador Mazza
Fuente. CD Biografías Bonaerenses. Archivo y Museo Históricos del Banco de la Provincia de Buenos Aires. Coord. Prof. Alejandra Ambrosio
Carlos Chagas
El profesor brasileño Carlos Chagas nació en la ciudad de Oliveira, Estado de Minas Gerais, un 25 de mayo de 1879. Su sueño de ser médico lo concretó en la Facultad de Medicina de Río de Janeiro, en donde sus compañeros quedaban atónitos ante su capacidad y vocación por curar.
Sin dudas, Carlos Chagas es merecedor de un descubrimiento notable y sin igual en los dominios de la medicina: el de la tripanosomiasis americana, entidad muerta de existencia totalmente desconocida y no sospechada antes de que él la revelase a todo el mundo científico. En dicho descubrimiento no tuvo precursores ni colaboradores: la obra es totalmente suya y a él va nuestro profundo reconocimiento como el padre descubridor de las investigaciones en esta enfermedad de la pobreza.
El era entonces un joven científico inquieto y comisionado por el Ministerio de Salud Pública de Brasil para estudiar la presencia de focos de paludismo en el nordeste de este país. Haciendo este trabajo se dio cuenta de que los enfermos presentaban en la sangre un parásito, tripanosoma, al cual denominó cruzi en honor al investigador brasileño Oswaldo Cruz. Infectó y reprodujo en monos la enfermedad que él observaba en humanos mediante la inoculación de tripanosomas extraídos de la sangre de sus pacientes. Cumplió así los postulados clásicos necesarios para caracterizar a una enfermedad infecciosa: el aislamiento del germen, su asociación con manifestaciones y lesiones que se reiteran y finalmente la reproducción de la enfermedad mediante la inoculación del germen a un animal.
Este descubrimiento de la tripanosomiasis americana, realizado en el interior de Brasil, repercutió más tarde en toda América donde se encontraron numerosos casos (Argentina, EE.UU., Venezuela). Y en reconocimiento a ello, Carlos Chagas pudo obtener el premio Shaudinn como autor del mejor trabajo en ese año (1909) sobre microbiología.
Colaboró en revistas científicas de todo el mundo y dio conferencias en América y Europa donde es considerado como una de las mayores figuras de la Medicina actual.
No solo fue un orientador de las nuevas generaciones de médicos brasileños, sino también de los extranjeros, entre los que se encontraba el argentino Salvador Mazza, otro ferviente luchador del Chagas.
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